Ser jefe puede ser la
solución o el principio de los problemas. Actualmente, muchos están
emprendiendo por necesidad y, otros, por deseo. El mercado de trabajo está
inmerso en un cambio progresivo que se ha transmitido también al ecosistema
empresarial mediante la necesidad de crear organizaciones ágiles, flexibles,
con menores costes fijos y abiertas al cambio.
Transformado en datos, la vida media de las empresas en 1940
era de 60 años y hoy en día es de 15 años, según Francisco Alcaide,
conferenciante, escritor y formador en temas de liderazgo y motivación. Tanto
es así que en España, la esperanza de vida empresarial es de 10 años, y el 85%
de las compañías no llega al séptimo. Por ello, ya sea como personas físicas
(freelance) o jurídicas, cada vez más gente "se viste con el traje de
emprendedor", asegura Alcaide.
Ello lleva a la necesidad de comportarse como jefe, un
perfil que requiere de formación especializada. Sin embargo, en palabras del
vicesecretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos
(Upta), César García: "Cuando una persona toma la decisión de iniciar una
actividad por cuenta propia, no sólo se convierte en su propio jefe, sino
también en su propio trabajador. No existe diferencia entre las dos facetas y
se tiene más facilidad a la hora de compaginar organización con trabajo".
Así, según Simon Dolan, profesor del departamento de
Dirección de Personas y Organización en la escuela de negocios Esade,
"ser, simultáneamente, dirigente y dirigido conlleva contar con una serie
de elementos que es necesario fusionar". Se refiere a las competencias de una
persona y la pasión por desempeñar ese puesto. En este sentido, la
planificación y la gestión tecnológica y de material, procesos, y personas se
configuran como las principales características a tener en cuenta. Así,
mientras que las grandes empresas cuentan con la alternativa de tener distintos
jefes con competencias diferentes, es una opción inviable en el caso de las
pequeñas empresas.
Motivación y pasión
Por otro lado, desde Esade sitúan la motivación o la pasión
como característica que complementa la capacidad de ser jefe: "No todo el
mundo quiere dirigir, ni es una capacidad que se adquiera al nacer". En
relación a lo anterior, Dolan pone sobre la mesa la situación actual en Estados
Unidos: "Trump piensa que será un buen jefe de Estado, tiene pasión,
dogmatismo... pero no bastantes competencias para ser estratégico a largo
plazo".
Por su parte, Luis Martín, inversor y profesor de Iniciativa
Emprendedora de la escuela de negocios IESE, hace hincapié en la necesidad de
tener una cierta visibilidad sobre los ingresos futuros para poder dar el paso
hacia dirigir una compañía. Una vez establecidas las expectativas de ingresos,
"es importante saber que el sueldo es una manera más de retribución, como
los dividendos, la venta de la compañía o la venta del negocio", cuenta
Martín.
¿Cuál es el salario
adecuado?
De esta forma, estamos ante una de las principales
cuestiones que se presentan a la dirección de la empresa: ¿qué salario debo
ponerme? "Sin duda, el sueldo es necesario para satisfacer las necesidades
socioeconómicas, sin pensar en vivir de los beneficios", asegura García.
Así, "si no las calculas, corres el riesgo de tener una actividad viable,
pero no rentable", añade. Cuando eres tu propio jefe, la compañía te paga
de dos formas: como trabajador y como propietario.
En este sentido, lo importante es que el flujo de ingresos
se ajuste a las necesidades y expectativas, sobre todo cuando se tienen
empleados contratados. "La cantidad de lo que se ingresa dedicada a sueldo
y la destinada a otras formas de retribución es una decisión propia. Así, si
necesitas tener un flujo continuo de ingresos puedes centrar las ganancias más
en el sueldo y menos en los beneficios como propietario", cuenta Martín.
"La decisión está en cuánto dinero es posible sacar de la compañía en
forma de sueldo sin perjudicar su viabilidad futura", añade. No obstante,
si el estudio de viabilidad "arroja resultados inciertos al incluir un
salario mensual, es necesario plantearse hasta cuándo se puede subsistir en esa
situación", aseguran desde Upta.
Formación
La principal causa de mortalidad de las empresas, tal y como
describe el consultor y formador en emprendimiento y marketing para pymes,
Salvador Figueros, en su libro Cómo cruzar el Amazonas sin que te coman las
pirañas: "No son las deudas. No es la competencia. No es la financiación.
Claro que hay que tenerlas en cuenta, pero la principal causa de mortalidad es
la poca preparación de los emprendedores". Por ello, la formación
empresarial de los dirigentes es esencial. "Es como el entrenamiento de un
deportista. No hay una relación directa entre las horas entrenadas y el ganador
del partido, pero cuanto más entrenas más probabilidades de éxito tienes",
añade Martín.
En este sentido, "el mundo digital puede ser una
amenaza o una ventaja", asegura Dolan. Y es que, la transformación digital
de las empresas es una realidad en la que es necesario decidir si invertir o
no. Así, uno de los aspectos más destacados y que más preocupa a los dirigentes
-sobre todo los que no son milennials- es la comunicación. "Los líderes
necesitan seguidores, todo el trabajo se hace a través de ellos, y para
tenerlos hay que saber cómo comunicar, para lo que el mundo digital tiene
multitud de opciones, como es el caso de las redes sociales", asegura
Dolan. "Ser tu propio jefe no se basa en decidir a qué hora empezar la
jornada laboral, sino tomar este tipo de decisiones, y más, sobre la
empresa", concluye Martín.